De niña quise ser ave cantora
y llenar los espacios con mi canto
entretejiendo dichas y quebrantos
expresados en notas melodiosas.
Pero no pudo ser, porque en un día
se esfumó mi ilusión en la rutina
de los diarios afanes de la vida,
una vida que vivo tan aprisa.
La fuente que me inspira se ha secado,
ya no brotan mis canciones como antaño
y la musa que a mi alma hablaba tanto
enmudecida se ha quedado ya de plano.
Quisiera hoy cantar, pero no puedo,
no preguntes ¿por qué?, ni yo misma lo entiendo
y es que hay tanta turbación en mis adentros,
pues para meditar, no tengo tiempo.
Mas no en vano mi loca fantasía,
descorrerá el cerrojo en una noche
y entonces sí podré volver un día
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